Redacción de contenidos para Antares Naturaleza y Aventura
Celebrar una noche tan estereotipada como la del 31 de octubre, más conocida como Halloween, puede ser una oportunidad perfecta para hacer alto totalmente diferente. Eso es lo que buscábamos cuando decidimos apuntarnos a la actividad de yoga con ritual celta en esa velada.
Un poco cansados de los disfraces típicos, los bares y las fiestas temáticas, nos inclinamos por un plan fuera de lo normal. Pasarlo bien, hacer algo diferente en Murcia y conocer a gente nueva. Una mezcla entre la diversión y la relajación.
En Antares proponían un anochecer practicando yoga seguido de un ritual celta en un lugar muy especial. Se trataba de quedarnos al abrigo de una cueva en lo alto del monte, con vistas a la ciudad, disfrutando de sus luces nocturnas pero sin escuchar su alboroto.
Nos apuntamos un grupo de unas diez personas. Hicimos la sesión de yoga seguida de la relajación en un entorno inmejorable. Allí, resguardados en una cueva, era fácil sentirnos como nuestros antepasados; alumbrados por el fuego y en plena sintonía con los que nos acompañaban.
Hicimos el ritual celta y quemamos los papeles donde escribimos aquellas cosas que queríamos dejar atrás; esas que no nos han gustado, aquello que deseamos cambiar, en definitiva, las piedras que cada uno llevamos en nuestra mochila personal.
Después de liberarnos de aquello que nos pesaba, pasamos al picnic. Habíamos traído algo para cenar y, por supuesto, para compartir.
Alargamos la velada, charlando alrededor del fuego, allí dentro de nuestra gran cueva. Mirábamos a la ciudad, llena de personas disfrazadas, en plena fiesta de Halloween. Nosotros no los envidiábamos, nos habíamos desprendido de todos nuestros disfraces y máscaras y nos sentíamos mejor que nunca.