
Artículo publicado en Ideas Clave Magazine
La historia de Mohamed Nasheed no es la historia de un político cualquiera. En estos momentos está dando la vuelta al mundo con un objetivo: salvar su país: Las Maldivas
La historia de Mohamed Nasheed (Maldivas, 1967) no es la historia de un político cualquiera. En estos momentos está dando la vuelta al mundo con un objetivo: salvar su país. Puntualizo, salvarlo de las garras del dictador que ya lo mantuvo bajo su mano de hierro tres décadas y, probablemente más difícil e incierto, de la elevación del nivel de los océanos debido al cambio climático.
Dedicado a instaurar la democracia en las paradisíacas islas, Nasheed ganó las primeras elecciones pluripartidistas en octubre de 2008, pero no debió percatarse del complot que tramaba su propio vicepresidente, Mohamed Waheed, quien lo obligó a dejar la presidencia a punta de pistola algo más de tres años después. Waheed, acompañado por policías y militares rebeldes y sus respectivas pistolas y metralletas, le sugirió el cambio a su jefe. Claro, así cualquiera consigue un ascenso.
Horas después, el nuevo presidente declaró ante los medios que el traspaso de poder se había hecho “conforme a la legalidad” y el gran defensor de la democracia, EEUU, reconoció al nuevo gobierno. Además, los que dieron el golpe de Estado encontraron el reconocimiento de Canadá, India, Reino Unido e incluso la Commonwealth. Pronto, antiguos miembros de la dictadura pasaron a formar parte del gobierno de la nación. ¿Hay un síntoma más claro de que la autocracia se perpetúa en Maldivas?
Nasheed dimitió para evitar un baño de sangre en las calles, lo que tiñó los hechos de una aparente calma y legalidad. Hay que reconocer que los golpistas lo hicieron muy bien, tanto que a Nasheed le ha costado mucho reclamar la atención internacional y forzar al actual gobierno de Maldivas a crear una comisión para presentar un informe sobre su dimisión. Esta comisión, creada por el mismo vicepresidente traicionero, Waheed, ha dado a conocer sus conclusiones recientemente. Nadie se ha sorprendido. Resumiendo, que todo se hizo legalmente. ¿Qué se puede esperar si se encarga el informe del crimen al autor del mismo? Algo falla en los mecanismos de la comunidad internacional.
Mientras los países que mandan en el mundo se lavan las manos va a la deriva el paraíso en la tierra, deslizándose hacia las aguas de la represión y el miedo. Y su legítimo presidente, Nasheed, con su escaso metro cincuenta de estatura, recorre el mundo pidiendo ayuda y apoyo para convocar elecciones lo antes posible.
Y actualmente en el poder, encontramos a los tres hijos del antiguo dictador, Maumoon Abdul Gayoom, quien gobierna en la sombra. Que tu propio vicepresidente haya urdido una trama para derrocarte, me parece de película, pero poner a tus familiares en los mejores puestos de gobierno, me suena muy de por aquí.